Si un grone de William Morris mientras está cocinando tusi en su casa piensa “¿Que más podría agregarle para hacerlo más adictivo?”, todos nos horrorizaríamos. ¿Por qué?
1) Porque es un grone.
2) Porque es de William Morris
3) Porque lucra con la adicción de las personas.
Entiendo los primeros dos puntos y son completamente válidos. Pero ¿el tercero? Si esta misma pregunta se la hacen diariamente quienes nos controlan y los llaman “gerente de marketing”. Claro, como es un cheto recibido en la UADE o algún extranjero que dio una TED Talk, se lo dejamos pasar. ¿A qué voy con esto? No sé muy bien la verdad porque ahora parece que estoy defendiendo al transa de William Morris y no era mi intención. Sino que mi punto era probar que de alguna manera siempre estamos subyugados a que haya unos hijos de uta que nos usan de conejillos de indias, que van actualizando el producto que venden para hacernos cada vez más dependientes. Sea tusi de William Morris o una red social que actualizan día a día para ver si en vez de estar estupidizados con el celular durante 4 horas por día pueden subir nuestro promedio a 6 horas, y lograr vendernos pelotudeces como consecuencia de que nosotros nos sintamos mal con nosotros mismos.
Las empresas nos abastecen este tusi digital con la intención de que bailemos su guaracha del tecnofeudalismo.